¡Ah méndigos!

Ayer, mientras escribía en el blog (quizá literalmente cuando escribía en el mandito blog) alguien abrió mi camioneta y se robó una carterita con unos 15 o 20 CDs. Lesslye fue la que se dio cuenta cuando fue a la camioneta a buscar algo y vio su bolsa del gimnasio echa un desastre. (Ella dice que alguien abrió la camioneta, pero no le crean. La dejó abierta al regresar del gimnasio. Aunque aún lo niegue.) Revisé lo que había (no se llevaron ni la ropa sudada de Less ni los zapatitos marroquís ni la Guía Roji del 2000 que todavía uso y mucho menos uno de los 12 ejemplares de Las Bicicletas que cada mañana digo que voy a bajar y no bajo) y dije "no se llevaron nada" justo cuando recordé que desde el viaje a Morelia y Guadalajara llevaba una cartera con algunos de los discos que más me gusta escuchar mientras manejo.

Aún no hago el inventario de los discos que me faltan. Sólo de vez en cuando (una vez cada dos o tres horas) me llega un título a la cabeza y se me hace morisqueta el higado. ¡La banda sonora de Lucía y el Sexo! ¡El doble en vivo de Sabina! ¡El Medio Acústico de Fors! En la madre. Los cabrones se llevaron también un doble de Led Zepellin que había sobrevivido mudanzas, préstamos y hasta una semana en un corralón después de que la camioneta en la que viajaba fue confiscada por la Federal (esa es historia para otro día).

La verdad es que ahora que vivímos en El Futuro duele menos que le roben a uno los discos. La mitad los tengo digitalizados en el iTunes, otro tercio los bajo fácil del mininova y el resto con un tarjetazo en Amazon están en camino. Pero lo que sí duele es que estos méndigos villeros hayan despreciado una colección triple de éxitos del Piporro y un discazo de Lighting Hopkins (que me costó 20 pesos en Soriana) que estaban ahí juntito al estuche.

¡Que les aproveche el nuevo de Dylan, hijitos de Satán!

¡Y el de Sigur Ros!

¡Y la banda sonora de In the Mood for Love!

¡Ah méndigos!

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