Pues parece que al radar del aeropuerto del DF le hace falta una espiroqueta, o quizá la rondana del aerocompresor digital esté sueltita, el caso es que aquí estoy, preguntándome cuando demonios podré salir del Deefe y volver a casita. No me malentiendan. Esta ciudad me encanta, aunque también me revuelve el estómago al mismo tiempo. Doblar una esquina te separa de ver lo mejor o lo peor que el mundo puede ofrecer. Pero supongo que ese es parte de su encanto.
Esta sala de espera sin esperanza (ah, Sabina) me da la oportunidad de bloguear, cosa que llevo días con la intención de hacer. Estos cuatro días han sido muy provechosos. El pretexto del viaje fue el "taller" de guión cinematográfico impartido por Jean-Claude Carriére en Centro dentro del marco del FICCO. Lo de taller está entre comillas porque más bien se trató de una serie de charlas, un "Q&A" con Carriére sobre su trabajo, su proceso de trabajo, el oficio del guionista y muchas cosas más. Tres días que de todos modos fueron increíblemente enriquecedores (no es lo mismo leer sus libros que tenerlo frente a frente), aunque no dejo de pensar en lo que hubiera sido si realmente se hubiera tratado de un taller.
Esta es una maldición que me sigue, y que por lo que escucho afecta a muchísimos cursos de cine del país (la mayoría). Los talleres o cursos se plantean con niveles altos, se tienen buenas intenciones, pero al final o la ambición de tener más asistentes acaba con las intenciones (un taller debe de tener 10 o 15 personas, no más), o no se consigue la gente suficiente con el nivel necesario o algo pasa. El caso es que hay un serio deficit de cursos sobre materias relacionadas al cine con el nivel necesario para profesionalizar los diferentes rubros. No se que pasó en este caso en particular, pero algo pasó.
Y como dije, el curso fue sólo el pretexto. Ahi pasó sólo nueve horas de los cuatro días que estuve acá (cinco si el radar sigue sin funcionar). El resto se trató de El Quejido. Tic tac. El reloj (ya pasamos de calendario a reloj, malo el cuento) ya me comienza a pesar. Cinco semanas. Digo, todo pinta bien, estamos trabajando a tiempo, pero no dejo de sentir la presión. Digo, este es El Corto (a su debido tiempo explicaré porqué) y todo tiene que salir a la perfección. No ha sido un camino de rosas hasta ahora, pero el resultado valdrá la pena (y ameritará unas vacaciones por ahi de agosto).
Tuve juntas con Adolfo, diseñador de vestuario, y Enrique, diseñador de producción. Nos dimos cuenta que estamos haciendo todos la misma película, así que eso ya es un alivio. Sentamos las bases de lo que se verá en pantalla (lo que verán nuestros queridos teleespectadores de "Abrelatas", como decimos en broma) y ya sólo queda definir unas cosas que quedarán listas una vez que visiten las locaciones el próximo fin de semana. Construir o no construir, ese es el dilema.
Lo que queda ahora en los días que quedan de desarrollo es ir cerrándolo todo. Tengo casting con niños el próximo jueves (niños ente 8 y 11 años, llamar al 83870230 y preguntar por Elena). MZ está a bordo y puestísimo para el que es quizá el personaje más difícil de la historia. JB está casi dentro, pendiente de confirmar por fechas (malditas telenovelas). El resto del elenco espero llenarlo con talento local, a los que tengo que ver y castear en las próximas dos semanas.
Yo ya estoy con la cabeza en esto 24-7. Cinco semanas. Tic tac. Aunque el mundo real me lo ponga difícil. Justo cuando tenemos esto encima es cuando más trabajo le cae a PEC HQ. Claro, el ojo brilla cuando ve los cheques, más cuando se piensa en las deudas, pero hay que poner prioridades. A partir de este miércoles PEC HQ estará dedicado 100% a los cortos. Dos semanas más de desarrollo, y luego pre pura y dura. Una vez llegado ese momento, no hay marcha atrás.
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25.2.06
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