27.5.05

Triste

A todo el mundo le sorprendió su muerte. No es para menos; morir de un infarto a los 34 años, cuando se está aparentemente saludable, es para sorprender a cualquiera. Y más si le aunamos que estaba de vacaciones, pasando un par de días en la Isla del Padre. Pero yo a Gaby siempre la vi frágil. Desde el momento en que la conocí hace más o menos un año percibí esa fragilidad (que no hay que confundir con debilidad), y cuando Lesslye me dijo que había muerto me quedé en shock, pero más por la tristeza de su perdedida que por la sorpresa de la noticia.

Gabriela Gutiérrez Arce. Desde el momento en que la conocías te transmitía positividad, alegría. La conocí porque estábamos buscando una foto fija para el rodaje de un largometraje. No se cómo obtuvo los datos de Lesslye, mi esposa, que estaba en el rodaje como coordinadora de la oficina de producción, pero la contactó, mandó su book y su trabajo me encantó. Mi voto era para ella. Los productores quería traer a un amigo de ellos de México, a pesar de que estábamos muy apretados de presupuesto, pero yo seguí insistiendo en Gaby. Al final gané ese round (más por la cuenta de viáticos que implicaba traer al otro fotografo que otra cosa) y llamé a Gaby para que se integrara. El sueldo estaba lejos de ser espectacular, y el rodaje era duro, pero a Gaby lo que más le gustaba era la energía que despide un rodaje (bueno o malo) y el ambiente que se crea en él. El rodaje fue infernal, pero ella siempre estaba con una sonrisa en el rostro. No importaba el calor, las horas o la presión: Gaby estaba siempre de buen humor, haciendo alguna broma o simplemente echando porras.

A raíz de ese rodaje nos hicimos amigos. Lesslye y ella, en especial, se unieron mucho en los últimos meses. La invité a ser foto fija de mis últimos dos proyectos (un cortometraje y un piloto para televisión) y siempre hizo un excelente trabajo. Teníamos más proyectos planeados a futuro, además de que Gaby iba a ser parte de PEC en el area de fotografía ahora que abrimos oficinas y comenzamos una nueva etapa. Unos días antes de que se fuera para la Isla estuvo aquí en la oficina, hablando de los planes de trabajo y de un curso de fotografía que planeaba dar a través de PEC. Todo eso ahora no se va a poder hacer.

Me da gusto haber conocido a Gaby, aunque sólo haya sido durante un año. Compartíamos sueños y aficiones. Admiré su trabajo y siempre pensé que seríamos colaboradores por lo que duraran nuestras carreras. A pesar de los obstáculos cumplió su sueño de vivir entre rodajes y películas. Luchó por lo que quería y al final lo cumplió, aunque murió cuando lo mejor aun estaba por venir.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Joven pero madura. Gaby enfrentó disgustos y frustraciones, incomodidades y derrotas sin queja ni abatimiento alguno.

Por el contrario, a pesar de estar enferma y padecer terribles malestares y dolores, nunca cambió su forma de ser dejándonos a todos una gran lección y llevándose hasta en la urna su gran sonrsa.

Dios la tiene en su santa gloria porque le hacía falta.