19.5.05

Casi

Lucas nos está otra vez vendiendo espejitos. Es verdad que el Episodio III no es tan malo como lo anteriores, pero sigue siendo una mala película: un guión aburrido y lleno de huecos, con horribles diálogos, innecesariamente complicada, actuaciones acartonadas, personajes de caricatura... decepcionante. Todo eso de que es una película "más oscura", "no apta para niños" y que "redime la segunda trilogía" es un cuento que sinceramente no sé porque se empeñan tanto en vender los críticos y periodistas, y que lamentablemente más de uno ya se ha creído. A fin de cuentas La Venganza de los Sith es un cierre a la trilogía totalmente congruente con el desastre que George "anticlímax" Lucas (un genio, sin duda, al que admiro profundamente, aunque no tanto por su trabajo como director o guionista) comenzó con La Amenaza Fantasma y no hace sino consolidar el sentimiento de insatisfacción en más de un fan (yo el primero en la fila), y avivar la nostalgia por la primera trilogía.

Esto no quiere decir que el Episodio III no tenga algunas cosas que me hayan gustado, pero curiosamente son en su mayoría cosas que recuerdan a las primeras películas: el primer combate de sables entre Anakin y Dooku, muy reminiscente del duelo entre Luke y Vader en El Regreso del Jedi; el surgimiento del poder de Darth Sidious ante Mace Windu (un Samuel L. Jackson que se convierte en lo mejor de la película); Owen, el padre adoptivo de Luke, parado contemplando los soles gemelos de Tattoine mientras suenan esas preciosas notas de Williams; el primer plano de Chewbacca en Kashyyyk; el inevitable enfrentamiento entre Obi-Wan y Anakin, una pelea de la que recuerdo claramente platicar con compañeros de la escuela hace 20 años y que por fin veo en pantalla (aunque al parecer la imaginación de Lucas es incapaz de rivalizar con la de un montón de niños de 10 años); el Emperador y Darth Vader hombro con hombro viendo el esqueleto de una naciente Estrella de la Muerte, con un joven Moff Tarkin a su lado. Todos esos son momentos grandes, que casi salvan la película para mí. Casi.

Desde que se reestrenó la primera trilogía, y siguiendo con las nuevas películas, he estado ahi con mi familia en la noche de estreno. Yo nací en el '76. Conocí Una Nueva Esperanza en video, ví El Imperio Contraataca en el cine (aunque no lo recuerdo) y tengo presente el estreno de El Regreso del Jedi como si hubiera sido ayer. El amor por Star Wars es algo que en un principio me transmitió mi padre, una cosa que hasta hoy compartimos y que sirve de lazo, no sólo en mi familia, sino en toda una generación (y ahora en más de una). Era el descubrir una nueva mitología, el llegar a querer a unos personajes, el aprender a apreciar al cine con todos sus matices. Todavía hace unos meses sentí escalofríos al ver el primer "teaser trailer" de La Venganza de los Sith, a pesar de haber quedado profundamente decepcionado con las dos entregas anteriores. Y ahi estuve ayer en la noche de estreno, haciendo fila durante dos horas, todo quizá con la esperanza de volver a vivir esos sentimientos, sentir la música de Williams en la piel, empaparme con la mitología, enamorarme de los personajes, y sentir el cine-espectáculo, el cine-evento, el cine-comunión. Pero mientras la película se alargaba y se hacia pesada como una loza comencé a darme cuenta de que eso no iba a pasar. Se prendieron las luces y hubo algunos tímidos aplausos, pero en general el cine estaba mudo y cansado. Igual que cuando terminó el Episodio I o el II. Partido entre el amor por una historia y una película que se sienten obligados a gustar. El fenómeno de Star Wars y su fandom es difícil de explicar, y no creo que tenga ningún punto de comparación.

Las películas han terminado (por ahora), pero ahora vendrá el inevitable aluvión de productos derivados: la anunciada serie de televisión, más caricaturas (que, curiosamente, es el medio en el que mejor funciona la saga desde que Lucas la revivió; las caricaturas y el Lego), más libros, más cómics, más. Está por verse si algún día se logrará igualar el punto más alto que alcanzó esta serie, allá por 1980.

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