Tengo que admitir que mis días de andar de grinch acabaron bastante bien, con una buena reunión con amigos el jueves (cervezas primero con el Mudo y los cuates de la carrera, Chava, Candanosa, Gerardo y hasta Zazil y su hermana, importadas de Guadalajara y Cambridge respectivamente) y después a seguirla al Iguanas, al Kawas & Blogs, con Perea y su mujer y Grecia. Buena música, buen cotorreo, buenas cervezas. Me encontré por ahí a mucha gente que tenía años de no ver (Dávalos, Fabela, Balta, etc.) y otros que sólo conocía por oídas e internet (Marte). Me dieron los primeros dos PonchiPonx, en el que colaboran varios conocidos y amigos, y no puedo más que recomendarlo ampliamente. Es gratis, así que búsquenlo por ahi. Ojalá veamos pronto trabajos más largos de todos los involucrados. Terminé a las tres o cuatro de la mañana, disfrutando del primer frío verdadero del invierno, y con la gargánta destrozada de tanto tomar y hablar.
El viernes cena navideña en mi casa. Nunca había visto tanta gente aquí. A pesar de mi alergia a las reuniones familiares y multitudinarias, sobreviví y me la pasé bastante bien. Eso sí, la cena estuvo deliciosa (obra de mi mujer) y todavía ayer y hoy nos hemos estado llenando de recalentado (y todavía nos queda una bolsa de tamales en el congelador-- gloria).
Han sido días también de estar frente a la televisión viendo películas (entre ayer y hoy, el clásico The Gunfighter, Shaun of the Dead y The Hunted), y de desconectar un poco (aunque no del todo) del trabajo que todavía tengo encima durante estos días. Quedan sólo seis días para que se nos vaya el 2004, un año bastante agridulce. De mañana al jueves a trabajar, tratar de acabar el año atando todos los cabos sueltos, pero el viernes, ese día sí me pongo una de vikingo, hasta morir.
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