El sábado tuvimos uno de los días más pesados de lo que va del rodaje. Tomamos las instalaciones de la Prepa 3 en el centro de la ciudad, un edificio bastante bonito con unos vitrales de Montenegro. Todos los protagonistas estaban ahi, y teníamos un día clave por ser una de las secuencias más complicadas en cuestión de efectos, stunts y logística. En cuestión de producción -al menos lo que está en nuestras manos- lo sacamos adelante a la perfección. En cuestión de dirección y, cómo ponerlo... "alta gerencia", no meto las manos al fuego. Hubo pleitos -durante las primeras horas del día no tuvimos Asistente de Dirección-, más problemas con los actores y otras situaciones propiciadas -como lo predije hace unas semanas- por la falta de autoridad, experiencia y sentido común de las cabezas de este asunto.
Ayer fué el último día de Danny Strong en el rodaje. Cotorreamos un rato de cine -westerns, Cuarón, etc.-, de guionismo y de las fans de Buffy que lo acechan. Cuando terminó su última escena nos fuímos a su camper, donde unos cuates de producción, Lisa -la vestuarista-, él y yo nos echamos unos shots de tequila como despedida. Él de ahí se iba al hotel, a hacer maleta. A nosotros todavía nos quedaba un buen rato de filmación. Por cierto, Lisa nos tomó una Polaroid. Danny dice que en ella me parezco a Ming, the Merciless con un afro. Lamentablemente creo que es verdad.
Después de eso todavía nos faltaban unos planos dentro de la escuela y otros exteriores con Kate Walsh. Para ese entonces ya había perdido mis 20 pesos de la quiniela (yo apunté que el wrap iba a ser a la 1:16 a.m.-- que equivocado estaba) y la gente empezaba a quedarse dormida por los rincones, pero los shots de tequila me habían dado un segundo aire. Para ese entonces también sabía ya que mis Rayados habían vuelto a hacer de las suyas y que le debía al Mudo doce cagüamas (dos por gol) que con gusto nos tomaremos juntos cuando esto haya acabado.
En el último emplazamiento de la noche, Kate sale caminando -sexy y malvada- de un callejón obscuro después de haberse escabechado a su primera víctima (Juan Alanís, con atuendo de pordiosero). Claro que una malvada luz verde se deja ver por ahi. Corte. Otra vez. Y va de nuez. Corte. Otra. Corte. No las conté, pero fueron muchas.
Por fin cortamos a las 4 de la mañana. Nos despedimos de Kate, los picudos se fueron a dormir y el resto nos quedamos a levantar el tinglado y a dejar todo como nos lo habíamos encontrado casi 24 horas antes cuando llegamos a montar el circo. Una semana menos. Queda una en Monterrey, una en Texas y entonces podré decir que Sobreviví a "Veritas, Prince of Truth".
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