6.6.03

Rojo Mala Onda

Ha sido una semana extraña. Y no lo digo sólo porque los Rayados le metieron cuatro goles (C-U-A-T-R-O) a los Tigres, que de por sí es bastante raro. He estado tratando de escribir, de terminar ese guión que me tiene atormentado, pero no lo he tenido fácil. Las palabras salen como por gotero, pero poco a poco voy avanzando. Todo a su tiempo, sin apresurarse. Mientras este guión (que ya tengo pasado y repasado en mi mente) va llegando, otras ideas y trabajos se amontonan; quieren salir, verse en el papel. Saben que si no lo hacen a tiempo se volverán menos que recuerdos.

El viernes acompañé a Lesslye a sacar su visa; me quedé en un café cercano, leyendo El Complot Mongol, de Rafael Bernal. Buen libro. Pasó una hora y cerraron el café. Me acomodé bajo un árbol a leer, luego en una banca, luego bajo un poste de luz. Siguiendo la poca sombra que había. Para cuando me dí cuenta ya tenía los brazos y la cara ligeramente colorados. Nada grave, ¿verdad? Pues al llegar a casa y bañarme el rojo subió de tono y ahora sí parecía comercial de Red Lobster. ("¡Carlos! ¡Estás rojo mala onda!", dijo Claudia al verme los brazos.) Ni pex. Y el ardor. Oh, el ardor. Por lo menos se me olvidó esa noche cuando ví el juego de los Rayados.

Ayer fue día de trabajo; mañana de networking, relaciones públicas, blah blah. Me reuní con mi carnal Pedro Brenner y fuímos a platicar un rato con Jesús Chávez, quien está a punto de dirigir su primer largometraje, Muknal, aquí en Monterrey. Un buen cotorreo sobre cine y hacer; tiene los piés en la tierra y está armando un proyecto sólido, así que tendrá exito, seguro. Parece que poco a poco esto de hacer cine en Monterrey pasa de moda a verdadero oficio, aunque yo me mantendré escéptico hasta que esta primera "camada" de proyectos salga y responda (para bien o para mal) a las espectatívas. El caso es que todo el mundo está hablando del "futuro" del cine en Monterrey, aunque el presente es lo que nos debe ocupar.

Ayer la noche de trabajo se convirtió en todo un conciliábulo (¡nueva palabra! ¡nueva palabra!) nocturno de moneros. Felipe Sobreiro, Ric Reyes, Daniel Ortiz y Dindin Llarena, cotorreando el punto. Revivimos viejos complots de dominación mundial, aprendimos nuevas y palabras y no dejamos títere con cabeza. Eso sí, quedó claro que Dindin Llarena es un gurú a la altura de cualquiera, es como Morpheus llevando a sus hijos a la salvación de Zion (por usar una metáfora, bastante geek, por cierto). Eso transcurría en una ventana de texto mientras en otra Dindin y yo hacíamos cómo que trabajabamos. (En realidad sí trabajamos, avanzamos bastante.) Dindin entra hoy a su trance etílico de fin de semana y regresa el lunes para trabajar aún más (o eso dice él).

Fin de semana de teatro, escritura, futbol y cerveza. Hoy: reunión de blogueros (¿bloguitas?) regiomontanos.

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