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Poner fin de manera pacífica al movimiento estudiantil no convenía a nadie, ni a los líderes ni a los estudiantes, ni a la embajada rusa, ni a la cubana, ni a la estadunidense; en consecuencia tampoco a los medios de comunicación que habían encontrado en la publicación de noticias un filón de oro", concluye el general Luis Gutiérrez Oropeza, quien mandó francotiradores a la Plaza de las Tres Culturas el 2 de octubre de 1968.''Si la noche del 2 de octubre fue sangrienta se debió a la premeditada agresión de que fue objeto el Ejército Mexicano por parte de los subversivos, cuya intención era que ese día hubiera muertos, hecho que les daría una bandera para justificar sus actos y dar el golpe final."
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