11.3.03

Sexo, Sudor y Perfume

Antes de cualquier cosa, una confesión: me gustan los musicales. Los clásicos, los que están bien hechos. Y por eso me gustó Chicago (Rob Marshall, 2002). De niño los musicales de Bob Fosse me impresionaron muchísimo; me encantaba ver esos números oscuros, insinuantes... esos musicales que huelen a sexo, sudor y perfume. Aunque Chicago se aleje de pronto de la sordidez de Fosse para acercarse al musical post-Moulin Rouge, tiene lo suficiente de insinuación y erotismo para gustar, además de una excelente música y una gran coreografía-- eso me gustó, que a pesar de apropiearse del material, Rob Marshall no olvida a Fosse. (Aunque de nuevo he de mencionar ese efecto Moulin Rouge... ¿porque no acercarse un poco más a Cabaret, por ejemplo?)

Eso sí, no se confundan: por más off-Hollywood que sea, Chicago sigue siendo un producto de Hollywood. La historia y la crítica que esta hace, por más vigente que esté, sigue siendo algo que ya hemos visto muchas veces-- ¿pero qué esperaban? El musical se escribió originalmente hace 30 años, basado en una historia -la de Roxie Hart- que ya se había contado varias veces en distintos medios.

A los que les gusten los musicales seguramente les gustará esta película; es un gran logro tecnico, además de un descubrimiento de sus protagonistas y secundarios. Eye Candy del mejor.

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