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TeleYo hasta hace un par de meses no tenía tele. Cuando nos cambiamos de depa el año pasado llegamos a uno sin amueblar, y con dinero contadito, así que la tele no era una de nuestras prioridades. No la extrañé nada, la verdad, excepto en algunos juegos del mundial.
Cuando llegué a España hace casi tres años me encontré con lo que yo pensé era la peor televisión del mundo. Era horrible. Chismes todo el día: que si el conde Lequio hizo esto o lo otro, que tal chava se acostó con tal torero, que si el ex-esposo de la hija de una tonadillera le dio seis polvos a otra mona, etc. Había pocos programas españoles que me gustaran (así de buenas a primeras recuerdo sólo dos), y recordaba quizá con demasiado cariño la tele mexicana. Cuando regresé a pasar navidad en el 2001 me di cuenta de que aquí y allá es más o menos la misma mierda.
Estas últimas navidades las pasamos en mi casa. Vinieron mis padres de México y mi hermano con su novia de Barcelona. No tenía tele. Les extrañó, la verdad. Estuvieron insistiendo en que comprara una, hasta que mi madre me la regaló. Yo la verdad me resistía. Pero fue inevitable. La tele entró de nuevo a mi vida, aunque aun trato de tenerla apagada lo más que pueda. Veo los Simpsons, los noticieros, C.S.I. y algunas películas... ah, y una que otra película porno ochentera que pasan los fines de semana en la madrugada (esta semana vi una parodia de Star Trek).
Ayer compré un DVD player. De nuevo soy un esclavo de mi televisor.
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